Las únicas luminarias LED del mundo inmunes a las sobretensiones
Una de las principales debilidades de la tecnología LED es su sensibilidad a las sobretensiones
transitorias, ya vengan causadas por maniobras en la red eléctrica o por descargas atmosféricas o
electrostáticas. Esta fragilidad ha supuesto una disminución de la vida útil de esta fuente de luz y un
considerable gasto en mantenimiento. Sin embargo, las luminarias LED de ATP son las únicas del
mundo inmunes a las sobretensiones, debido a sus características únicas y a su especial arquitectura.
Por una parte, los productos de la casa son Clase II y por lo tanto no necesitan toma de tierra, que es
el principal camino de entrada de las descargas atmosféricas. Además, su envolvente está fabricada
con los polímeros técnicos exclusivos S7 y T5, en lugar de con metal, lo que elimina la posibilidad
de que se produzcan descargas electrostáticas. Esta combinación de factores convierte a los puntos
de luz LED de ATP en los más robustos del mercado.
Es primordial tener en cuenta que los inconvenientes producidos por las sobretensiones transitorias
son una nueva circunstancia que antes de la implantación masiva del LED ni siquiera se tomaba en
consideración, ya que los balastos magnéticos que se instalan con las lámparas de descarga no son
vulnerables a ellas. Es por eso que hoy en día resulta pertinente revisar el origen de las
sobretensiones así como sus consecuencias y las posibles soluciones que se pueden adoptar.
Maniobras en la red eléctrica: Son las menos peligrosas para el LED, y se producen al realizar
maniobras en la red eléctrica como las conmutaciones en red de baja tensión debidas a apagados o
encendidos. Otras están provocadas por la convivencia de faroles con tecnología convencional
(balastos magnéticos) en la misma línea que las luminarias LED. Tales perturbaciones son impulsos
de varios kV, y pueden producir el envejecimiento prematuro de los drivers e incluso, si éstos no
estabilizan bien la corriente, llegar a afectar a los LED. La solución a este problema es
relativamente sencilla y económica: para que no se produzca ningún deterioro, es suficiente con
integrar un equipo electrónico que tenga una protección incorporada entre línea y neutro (modo
diferencial) de 6 kV / 3 kA.
Descarga atmosféricas: Las sobretensiones ocasionadas por descargas atmosféricas son las que
más riesgos suponen para las instalaciones LED, ya que originan picos de tensión de varias decenas
de kV. Cabe aclarar que la caída directa de un rayo en una luminaria la destruye totalmente, y no
hay sistema de protección que pueda evitarlo. Las protecciones en luminarias LED son, pues, para
mitigar los efectos indirectos de la caída de esos rayos, y se instalan en el báculo del conjunto o en
la luminaria. Estas sobretensiones suelen propagarse a través de la toma de tierra –ya que buscan el
camino por el que hay menos impedancia–; es por eso que afectan tanto a las luminarias Clase I
como a aquellas Clase II cuyo exterior metálico puede conectarse a tierra cuando van montadas en
columnas también de metal. Sus consecuencias pasan por la destrucción del driver y, en ocasiones,
por la avería de los LED. Los conjuntos ATP, al estar fabricados enteramente con tecnopolímeros,
son inmunes a este tipo de sobretensiones.
Descargas electrostáticas (ESD): Una ESD consiste en la transferencia de carga eléctrica generada
por la fricción del aire y las partículas con la envolvente metálica de la luminaria. Conviene saber
que las ESD pueden alcanzar valores de decenas de miles de voltios. Teniendo en cuenta que tanto
ciertos elementos del driver como los transistores soportan sólo 100 V y que los LED de alta
potencia que se suelen ver en las luminarias de alumbrado público aguantan alrededor de 5000 V,
resulta fácil constatar el peligro que suponen las ESD para la iluminación de diodos emisores de
luz.
Es por ello esencial tener muy presentes los fenómenos ESD tanto en el proceso de producción
como en el de instalación y funcionamiento de las luminarias. Estas descargas son más o menos
acusadas dependiendo de agentes externos como la humedad relativa, la temperatura y el nivel de
ionización del aire, y de otros inherentes al diseño de la luminaria, como vibraciones asociadas al
tipo de embalaje y el viento, o la propia geometría y material de fabricación del producto. Como en
el caso anterior, los conjuntos ATP son inmunes a este tipo de sobretensiones gracias a los
materiales exclusivos con que se fabrican.