Antielectrocución:
la solución definitiva
Todos nuestros puntos de luz cuentan con una protección absoluta contra la electrocución. Es así de sencillo, tan contundente y real como suena. Este logro sin precedentes ha sido posible gracias a una depurada combinación entre tecno-polímeros exclusivos de última generación completamente aislantes e inmunes a la corrosión, diversos dispositivos de seguridad –como un desconectador automático y una puerta de registro IP66 e IK10– y una estructura pensada para realizar el mantenimiento de forma sencilla, sin herramientas.
Ningún detalle se ha dejado al azar: tanto el diseño de los puntos de luz como los materiales empleados en su fabricación eliminan íntegramente la posibilidad de recibir una descarga al entrar en contacto con cualquier parte de la estructura –zócalo, columna, puerta de registro o luminaria–, sin importar las condiciones climáticas. Dicho avance resuelve definitivamente uno de los retos más delicados en el sector del alumbrado público, y supone el primer paso para acabar con los conjuntos de riesgo comercializados aún a día de hoy por otras firmas. Los productos ATP son, en definitivas cuentas, los más seguros del mercado, y el mejor medio para evitar accidentes entre los instaladores, los técnicos y los viandantes.
La Clase II es un índice internacional de protección eléctrica aplicado al alumbrado exterior. Para que a una luminaria le sea concedida esta distinción, es necesario, entre otros requisitos, que cuente con un aislamiento doble y/o reforzado en su totalidad, sin provisión para descarga a tierra. Asimismo, es indispensable que el producto presente una rigidez dieléctrica –tensión necesaria para que un cuerpo aislante pase a ser conductor– de al menos 3000 voltios.
Cabe resaltar que los conjuntos pertenecientes a esta categoría ya se consideran altamente seguros. Sin embargo, los productos de ATP no sólo son Clase II, sino que hacen gala de una rigidez dieléctrica de 175 000 voltios, es decir, 60 veces superior a lo exigido por la norma UNE-EN 60598-1 para obtener la mencionada certificación. Hablamos, además, de una Clase II visual: los puntos de luz ATP tienen todas sus partes metálicas recubiertas de polímero S7, lo que hace evidente a la vista que resulta imposible electrocutarse con ellos. La extraordinaria fiabilidad de nuestros productos en lo que a protección eléctrica se refiere es la base para la consolidación de entornos públicos 100 % seguros.
El Tubo Sinérgico® ATP es uno uno de los componentes fundamentales para alcanzar la protección absoluta contra la electrocución. Se trata de un cilindro de estructura híbrida, con un núcleo de acero galvanizado y un recubrimiento fusionado de Polímero Técnico de Ingeniería Reforzado S7, que destaca por ser extraordinariamente rígido, inmune a la corrosión y totalmente aislante.
Este material no conductor es el responsable de que el contacto directo con la farola sea cien por cien seguro. Además, su resistencia probada a los agentes externos –lluvia, salitre, sol intenso, ambientes de alta contaminación o extrema toxicidad– garantiza que las propiedades antielectrocución del punto de luz permanezcan inalterables a lo largo del tiempo, sin necesidad de pintura o labores de mantenimiento.