Según el censo de la AMVAC, ya hay más de cinco millones de canes sólo en España
PAMPLONA —11/4/2019— La corrosión de las columnas de alumbrado público a causa de los orines de perro se ha convertido en un problema de primer orden en muchas ciudades modernas, donde el número de canes ha ido creciendo de manera progresiva a lo largo de los años. Según el censo de la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (AMVAC), con datos actualizados de 2015, hay 20 millones de mascotas sólo en España, de las cuales 5 147 980 son perros, y el número medio de canes por vivienda ha aumentado hasta 1,31. Las cifras reales, no obstante, son superiores, ya que una buena cantidad de estos animales todavía no llevan el microchip y no figuran en ningún registro.
A pesar de que en numerosas ciudades existen zonas habilitadas para que dichas mascotas hagan sus necesidades, lo cierto es que con frecuencia su orina termina en las columnas de alumbrado público. Incluso aplicando pintura bituminosa en los postes, el ácido de los orines es tan agresivo que acaba dañando el metal. Aparte de afear la ciudad para sus habitantes y perjudicar la imagen que de ella puedan llevarse los turistas, este desgaste compromete la seguridad estructural y eléctrica de los puntos de luz y propicia accidentes, como descargas o la caída de las columnas.
A esto hay que sumarle el trabajo de planificación que requieren las labores de mantenimiento, y un coste a largo plazo que asciende a miles de euros. Por dichas razones, es deseable buscar alternativas al metal a la hora de concebir los postes para alumbrado público, especialmente cuando se destinan a zonas muy frecuentadas por perros, como los parques y los jardines.
La compañía de alumbrado público ATP Iluminación ofrece una solución permanente a este problema a través de luminarias y columnas fabricadas con polímeros técnicos, que cuentan entre sus propiedades la inmunidad a la corrosión, ya esté causada por orines, humedad o salitre. Un alumbrado con estas características elimina los altos costes de mantenimiento ocasionados por el deterioro del metal y simplifica la gestión municipal, ya que basta con instalar los conjuntos y dejarlos funcionar, sin preocuparse por menoscabos en las columnas ni imperfecciones estéticas causadas por la orina de los canes. Para asegurar que se trata de una solución a largo plazo, la empresa concede además una garantía de 10 años en todos sus productos.
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Julio Aparicio
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