Materiales ATP
inmunes a la corrosión
Como marca puntera y a la vanguardia de la técnica, en ATP hemos cambiado la manera de entender los puntos de luz y el mobiliario urbano exterior: nuestros productos son inmunes a la corrosión y al deterioro producido por los elementos, y gracias a ello apenas requieren mantenimiento. Y no hablamos sólo de las luminarias, sino también de las columnas, los brazos y las puertas de registro. La estructura al completo.
ATP ha conseguido dejar atrás los tiempos en que era necesario programar revisiones, reemplazar piezas desgastadas, pintar los báculos y movilizar cuadrillas de especialistas con camión grúa para realizar sustituciones. Ahora, con los conjuntos invulnerables a la corrosión, el proceso se ha simplificado ostensiblemente. Instalar y listo. Y con una garantía de 10 años, la mayor del sector.
Nuestros artículos salen de fábrica preparados para resistir las condiciones climáticas más severas sin presentar degradación alguna ni merma en sus características únicas –antielectrocución, hermeticidad total y resistencia al impacto–. De hecho, dichas ventajas se mantienen durante toda la vida útil de los productos incluso en climas extremos. Es por ello que las instituciones encargadas de gestionar el alumbrado público exterior lo tienen mucho más fácil hoy en día. Trabajando con ATP, les basta con colocar el equipo y dejarlo funcionar. Sin preocuparse de menoscabos en el rendimiento, imperfecciones estéticas o averías causadas por la exposición a la intemperie.
La logística y el seguimiento necesario para las luminarias y columnas metálicas, con todas las molestias que conllevan, forman ya parte del pasado. Y lo mismo se aplica a los costes asociados al mantenimiento, que en los conjuntos de otros fabricantes pueden llegar a cerca de 60 euros al año por punto de luz. En este sentido, en las instalaciones realizadas en ambientes especialmente adversos –junto al mar, en zonas muy lluviosas o muy expuestas al sol, por ejemplo– se consigue un ahorro muy sustancial. La inmunidad a la corrosión constituye, al fin y al cabo, un paso más hacia la consecución de la máxima eficiencia y economía de recursos.